El espíritu del Renacimiento floreció en Lucca, la ciudad natal de Vincenza, sembrando en ella una profunda apreciación por el arte y la belleza. Esta diseñadora italiana, con raíces en la tradición artesanal toscana, ha sabido reinventarse en el crisol cultural de Madrid, donde establece su taller.
Sus creaciones, un delicado equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo, viajan desde la serenidad de Como y la elegancia de Milán, hasta el brillo de París, Cannes, Marbella y el lujo de Abu Dhabi. Cada joya es un puente entre su herencia italiana y su visión global, un testimonio de su talento y su pasión, un eco de la Toscana que resuena en el mundo.