“Me llamo Rosa Rubio, renací hace casi diez años, después de que un ictus devastador llamara a mi puerta sin ser invitado”
Madre de dos hijas que fueron la luz que me guio en la oscuridad, el motor de mi recuperación y que me han enseñado a soñar con los ojos abiertos y a entender que no pasa nada por tener que volver a empezar y los roles familiares se intercambien temporalmente.
Más de veinticinco años dedicada al derecho tributario y afortunada por poder trabajar en algo que le motiva, “me obliga a seguir aprendiendo y a mantenerme activa”.
¿Qué supuso sufrir un ictus para ti?
Esta enfermedad es como un tsunami: destroza en segundos todo lo que encuentra a su paso con una violencia aterradora y brutal.
La vida nunca vuelve a ser la misma, las consecuencias pueden ser demoledoras y tras su paso solo podemos valorar los daños causados y tratar de encontrar vías para mitigarlos, pero asumiendo que probablemente jamás volvamos a ser la persona que fuimos, ni física ni psicológicamente.
Sé que muchas enfermedades son duras, pero esta es especialmente cruel porque no avisa, el impacto es inmediato y en muchas ocasiones definitivo. Una noche me acosté siendo una persona independiente, autónoma, vitalista y autosuficiente y me desperté como alguien dependiente que necesitaba ayuda para todo, insegura y atemorizada por el incierto futuro.
Con el paso del tiempo, empecé a aceptar mi vulnerabilidad y contradicciones. Puse en marcha mi motor de energía interno, que renovaba y cargaba a diario, como quien carga un móvil, confiando en que iba a encontrar una salida a una situación que, en determinados momentos me superó.
Hice mi duelo por haber perdido la vida que había planificado, me reinicié y volví a empezar.
¿Qué te ha enseñado esta enfermedad?
Gracias al ictus aprendí lo fugaz que es la vida y que es fundamental ser capaces de encontrar la forma de sentirnos orgullosos de nuestros logros. Es importante agradecer por ser, por estar, por creer, por sentir, por aprender, por ser capaz de levantarse tras cada caída y por vivir.
Entendí que debemos aceptar y abrazar nuestrasemociones, incluidas las negativas, tal y como llegan, sin intentar contrarrestarlas y, sobre todo, sin juzgarnos. El tiempo no me ha hecho olvidar, pero sí me ha ayudado a aceptar y a entender.
Tras mi enfermedad soy más consciente de lo necesario que es que dejar de mirar hacia atrás, despedirte y no aferrarte a tu yo anterior.
He perdido el miedo a vivir. La vida es muy corta o muy larga, según cómo lo mires, para desperdiciarla, porque como dice la canción la vida es dedicarse a vivir, y a vivir se aprende viviendo.
Como decía Gandhi, “Vivo como si fuera a morir mañana y aprendo como si fuera a vivir siempre”.
¿Piensas que hay suficiente información sobre esta enfermedad?
Creo que no, queda mucho camino por recorrer. El ictus es una de las enfermedades cerebrovasculares con mayor prevalencia: En España, cada año, más de ciento veinte mil personas sufren un ictus, es la segunda causa de muerte (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto, y la segunda de demencia, y se estima que una de cada cuatro personas está en riesgo de sufrir un ictus en su vida.
Según la Sociedad Española de Neurología, el 90% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable.
¿Cómo surgió la idea de escribir el libro El poder de querer. Más fuerte que el ictus?
Un día, cruzando una calle en Barcelona, vi a un chico joven que andaba muy lento, tembloroso e inestable. Al percibir su angustia, me acerqué y me ofrecí a ayudarle. Estuvimos hablando un buen rato, me explicó que había tenido un ictus y que los semáforos, al igual que a mí al principio, le agobiaban. Le expliqué mi experiencia con esta enfermedad, nos despedimos con un abrazo y me dio las gracias por mis palabras.
Esa misma tarde hablé con un buen amigo al que quiero y en el tengo una confianza plena y le expliqué lo que me había ocurrido. Me animó a positivizar y a darle sentido a una experiencia traumática y el resultado ha sido el libro.
¿Qué te gustaría conseguir con este libro?
Me gustaría dar visibilidad a esta enfermedad, normalizarla y desestigmatizarla. Quisiera acabar con el silencio y con los tabúes, explicando en primera persona mi experiencia, mis vivencias, mis frustraciones, mis miedos y las herramientas que yo utilicé para aceptar las consecuencias de esta terrible enfermedad.
Visibilizando favoreceríamos la reinserción social y profesional de personas a las que la vida les ha dado un revolcón brutal, ofreciéndoles esperanza y un motivo de lucha para volver a sentirse integrados en una vida que en un momento determinado les maltrató.
También me gustaría que compartir mi viaje y las herramientas que utilicé para aceptar mi vulnerabilidad y las secuelas físicas y emocionales que esta enfermedad me ha dejado, puedan servirle a quién esté buscando respuestas y necesite sentirse acompañado.
¿En qué te estás enfocando ahora mismo?
En vivir.