Como un halo indiscente alrededor de una estrella, las faldas largas con
volúmenes crean, como por arte de magia, el mismo efecto luminoso en torno al cuerpo femenino. Ellas dan vida a vaporosas sedas con singulares
movimientos que hacen fluctuar sus capas traslúcidas como medusas en los océanos, árboles en los bosques y bruma en los caminos.