Practicar yoga se ha convertido en sinónimo de serenidad, de relajación, de bienestar, de salud. Y, sobre todo, en una forma de controlar el impacto del estrés.
¿Y por qué no cualquier otro deporte? Pues porque hacer deporte estresa.
Los músculos están en tensión, la respiración se agita y
forzamos la mente para seguir, competir e incluso para no sentir dolor.
Curiosamente, eso es exactamente la respuesta de estrés. El cerebro interpreta que estás en peligro y pone en marcha un aporte extra de energía para huir corriendo o luchar a muerte.
Porque el estrés es una reacción fisiológica irracional, ancestral y automática, que se produce cuando el cerebro descubre una amenaza a la vida y es entonces cuando liberamos cortisol, la hormona que pone en marcha los mecanismos biológicos para correr lo más rápido posible, o para pelear.
Después de un entrenamiento nos sentimos genial, pero es en gran parte gracias a las endorfinas. Éstas son opiáceos naturales que enmascaran el dolor. El problema es que también alcanzamos altos niveles de cortisol y adrenalina en sangre, indicadores ambos de la respuesta de estrés.
Muchas personas que hacen deporte por la tarde-noche, no pueden dormir. El cortisol es también un potente neurotransmisor, responsable de mantenernos despiertos.
En cambio, cuando practicamos yoga, tenemos esas tres mismas
herramientas; el cuerpo, la respiración y la mente, funcionando a la vez para todo lo contrario; para desactivar el estado de alerta que produce el estrés.
Cuando hacemos yoga, el cuerpo activa la musculatura de forma controlada, la respiración es rítmica y lenta, y acompaña al movimiento. La mente está relajada porque el cerebro no detecta ninguna amenaza cuando el cuerpo y la respiración están tranquilos.
Un día pensé que las tres herramientas de yoga las tenemos todos los seres humanos. Todos llevamos nuestro cuerpo a todas partes, todos respiramos, todos pensamos.
Entonces todos podemos realizar una acción con cada herramienta simultáneamente, para conseguir esa calma que se produce al practicar yoga.
Como podemos notar, ver y sentir los síntomas físicos del estrés en el cuerpo, los podemos neutralizar. Con sólo tres gestos discretos y súper sencillos, en cualquier momento y lugar. Sin esterillas, ni cambio de ropa, ni instructor.
Esto es “fabricar una pausa de serenidad.”
Más que nunca, hoy es necesario saber detenerse, ajustar la postura del cuerpo, mantener la calma, y elegir la mejor respuesta.
Empieza colocando los “Hombros Lejos de las Orejas”
Por eso yoga eres tú. Aprende calma. Ahora.
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